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LA RESTAURACIÓN DEL PUENTE DE MARÍA CRISTINA AVANZA A BUEN RITMO
Los trabajos de restauración ornamental del puente de María Cristina empiezan a ser visibles. Uno de los torreones, el más próximo al Paseo de Federico García Lorca, se despoja de los andamios que lo han cubierto en las últimas semanas mostrando una mejorada y brillante imagen, sobretodo en la escultura que lo corona.
Los trabajos de restauración, que desarrolla la empresa especializada Artyci, comenzaron en mayo y finalizarán en enero. En el proceso han participado especialistas como José Luis Larrañaga, miembros de la Asociación Áncora y técnicos del Museo de San Telmo, como ha recordado la concejala de Proyectos de Ciudad, la socialista Marisol Garmendia.
"Hemos querido recuperar la imagen que el puente tuvo en 1908, año en el que se subsanaron algunas deficiencias que presentaba el original, construido tres años antes", ha destacado la concejala de Proyectos de Ciudad. Inicialmente el puente tenía color ocre y con el objeto de disimular ciertas manchas o diferencias de tono que presentaba la piedra artificial con la que fue construido se optó por policromarlo en blanco. "Este color blanco es el que hemos recuperado para los torreones", ha dicho Garmendia".
Se está saneando los torreones, reforzando elementos para evitar que pueda haber desprendimientos de partes ornamentales, se están recuperando los escudos y, como elemento destacado, impregnando un color dorado a las esculturas de "La Paz y el Progreso" que coronan los cuatro torreones.
La concejala Marisol Garmendia ha resaltado el compromiso de su departamento con la recuperación del patrimonio histórico-artístico de la ciudad que, en relación al puente María Cristina, se expresará a futuro en los trabajos que se hacen para intentar recuperar el bombín original de las farolas y otros elementos".
Los ocho meses de obra y los 605.962 euros gastados se van a poder comprobar en breve.
El tercer puente de San Sebastián (en sentido desde la desembocadura) fue inaugurado el 20 de enero de 1905 para conectar una ciudad en plena expansión con la estación ferroviaria, puesta en funcionamiento cuatro décadas antes. El Ayuntamiento convocó un concurso y el proyecto ganador fue el del ingeniero José Eugenio Ribera y el arquitecto Julio Martínez-Zapata. El puente, uno de los primeros en construirse con hormigón armado, sustituyó a uno de madera proyectado en 1893 por José Goicoa, que a su vez fue tomó el relevo de una primera pasarela de este material ubicada a esta altura del Urumea.
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